Singulares paraísos
Instrucciones de uso en el zoológico de la existencia
Por José Gimenéz Corbatón para El Norte de Castilla de Valladolid 11/5/13
La protagonista de esta nueva novela de Iosi Havilio toma un baño y observa y reflexiona de este modo mientras lo hace: "A la altura de la jabonera empotrada en la pared hay una fila de azulejos no amarillos como los demás sino con figuras esmaltadas. Pájaros blancos y negros que se repiten en simetría. Los pájaros negros están junto a una jaula vacía, los blancos aparecen siempre detrás de rejas. Así toda la vuelta, negro libre, blanco enjaulado, negro libre, blanco enjaulado. Alrededor de la canilla hay dos jaulas de oro, una abierta, la otra no. Las interpretaciones son infinitas. La primero que se me ocurre es que arrojado al mundo exterior, el pájaro oscuro, antes una paloma blanca, se tiñó del color de la corrupción. Pero también podría ser que el pichón de cuervo se resguarda en su plumaje para ahuyentar los males. En cuanto al otro, símbolo de virtud y paz, lo más obvio es pensar que conserva la blancura gracias al encierro. Aunque también se podría especular que sufre un castigo por aferrarse a la falsa pureza. Una moraleja básica pero universal sería que unos y otros, libres y cautivos, fuertes y débiles, cándidos y perversos, terminan desapareciendo sin remedio. No sé".
La cita es larga, pero creo que sirve como muestra del principal mérito de 'Paraísos': resume la visión del mundo que se desprende de esta novela; y ejemplifica la construcción de una voz en presente narrativo que cautiva al lector de manera progresiva, que posee una fuerza de atracción que no requiere en momento alguno la acentuación de los recursos dramáticos ni el empleo de efectos fáciles destinados a crear expectativas o tensiones que lo mantengan en vilo. Y, en cambio, la vida cotidiana de la protagonista nos atrapa. Es cierto que parte, desde la primera página, de una circunstancia adversa, trágica en principio: el padre de su hijo, con el que vive en el campo desde hace varios años, y con el que mantiene una relación sentimental en declive, muere en un accidente de carretera más bien absurdo. Con el escaso dinero de que dispone, y su hijo de cuatro años, se dirige a la gran ciudad dispuesta a afrontar la nueva situación. Encuentra trabajo en un zoológico: los animales jugarán un papel simbólico importante a lo largo de toda la narración. La mujer preservará su independencia, sobrevivirá con tesón, de un modo paradójico: no ofreciendo resistencia a lo que el devenir cotidiano le sitúa frente a los ojos. Es un ser que toma decisiones a medida que el azar o quienes la rodean se las van ofreciendo o mostrando. Su modo de sobrevivir consiste en dejarse llevar, pero agudizando la reflexión en torno a cada paso que asume. No teme la soledad, se encuentra bien en ella. Nunca está sola en la medida en que vive en si misma. Indaga en un yo intimo que acaba resultando un 'Otro' que, camuflado, guía sus pasos: "Existe alguien que vive dentro de mí como si yo fuese su casa", medita hacia el final de la novela.
El medio en el que subsiste está poblado de marginalidad. Es una Argentina empobrecida, sumida en la crisis social y de valores: viviendas ocupadas, traficantes de drogas, una enferma desahuciada, una amiga arribista y sin escrúpulos, pero dulce, su perfecto contrapunto, del que no puede separarse, emigrantes alejados de sus raíces, seres en la frontera de la normalidad... El novelista teje un universo en el que las grandes palabras han perdido sentido, no sirven ya para orientar las vidas: ahora bien, la ayuda mutua sobrevive, la complicidad de los débiles. Nociones como solidaridad, en su boca, resultarían hueras. Pero nadie se niega a compartir la miseria, un instante de conversación, la sonrisa dificil. Una vez más son los animales los que ayudan a definir la realidad, y no precisamente los más estimados por los humanos: "Piojos, pulgas, chinches. Formas de vida, en términas planetarios, perfectamente igualables a la nuestra".
'Paraísos' es una novela muy bien escrita; su prosa requiere un esfuerzo de elaboración que el novelista ha logrado con dificil equilibrio: se trata de una voz interior coloquial, que describe el mundo a través de una lengua llana de sintaxis y voces usuales en Argentina que al lector español le sorprenderán, pero que, a mi juicio, enriquecen y suenan naturales y necesarias, pese a la extrañeza. No era fácil dar con el tono justo para contar lo extremo, como elogia la crítica Beatriz Sarlo en la solapa del libro. A mi juicio, Iosi Havilio lo ha conseguido plenamente. 'Paraísos' es una novela que trasciende el mero realismo, aunque haga uso de él. Tampoco es la crónica de una desesperanza, como en muchas de sus páginas lo hace presentir. Supone más bien la de una supervivencia: nunca sabemos lo que las relaciones humanas nos deparan: "Me cuesta creer que vaya a empezar una vida nueva", concluye la narradora a la hora de dejarnos.